Tan sólo pensar que la ausencia de todas las personas a quienes amamos no estarán esta Navidad, nos causa un gran vacío y profunda tristeza, nos embarga de golpe una sensación de melancolía. Ellos a quienes tanto extrañamos no estarán esta fecha tan familiar y jamás volverán a estar. Por supuesto que sus recuerdos y sonrisas siempre permanecerán, así como lo mejor de ellos lo recordaremos.
Jamás imaginas que algo así pueda estar sucediendo, va más allá de lo que podemos esperar o si quiera imaginar, se fueron para siempre, es una espera que nunca terminará. Confiamos en que un día estaremos juntos otra vez y esa espera concluirá; mientras tanto, se queda la ausencia que oprime nuestro corazón y moja nuestros ojos, le da un sabor salado a nuestro rostro. Cuántas emociones se acumulan frente a la falta de presencia de quienes extrañamos con tanta fuerza a los nuestros.
Elevemos una oración por todos ellos, a la memoria de su recuerdo, por la herencia que no es material, por sus consejos, sus secretos y hasta por sus carencias, todo lo que nos recuerda su ser. ¿Qué seríamos sin ustedes? Lo más seguro es que no estaríamos aquí, ellos fueron esenciales para nuestra existencia. Hoy, aunque experimentamos una enorme soledad, nos han dejado muchas cosas y una de las más valiosas: Los recuerdos. Sigan su camino, no se detengan y vayan donde deben llegar, duele decirlos y brotan lágrimas, pero vayan ¡sigan su camino! Les extrañamos y en un acto de amor soltamos todo aquello que retenemos y que nos hemos apropiado, soltamos con amor y dejamos que su existencia, de otra forma ahora, fluya con la vida. El espíritu cambia de casa, todos lo haremos en su momento, es algo que sucederá. Hoy ellos, mañana nosotros.
Una Navidad sin ti, un tiempo que jamás volverá, les extrañamos con tanta fuerza y ternura a la vez. Nadie lo entiende hasta que la silla, el sillón o la habitación quedan vacías para siempre. Aceptar es el primer paso para reconciliarnos con el dolor, ese que nos arranca la felicidad y hasta la ilusión por las cosas vitales, el tiempo de aceptación depende de cada persona, de sus recursos y de la relación que tenga con las pérdidas, existen seres humanos que niegan todo frente a las pérdidas significativas. Si es tu caso, lee con atención una vez más esta reflexión, es una invitación para que aceptemos amorosamente lo que vendrá, me refiero a la partida final, el camino que vamos a recorrer todos los seres humanos. En este espacio quiero hacer un sencillo homenaje a todas las personas que ya no estarán en Navidad y aunque duela, jamás estarán ¡Los amamos!
Agradezco a la Editorial PPC por la confianza en este espacio, gracias por estar una Navidad más con ustedes y a los lectores siempre mi agradecimiento ¡Feliz y Bendecida Navidad!