Angustia y ansiedad

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La vida actual ha propiciado los síntomas de angustia y ansiedad, más del diez por cierto de la población mundial las vive, dos aspectos que a veces se vuelven confusos de identificar y de diagnosticar por el nivel de estrés que provocan en las personas que lo padecen. Veamos aquí una acertada descripción de ambas: La ansiedad no se acompaña de ningún objeto concreto, siendo esta la diferencia fundamental. En la angustia la reacción del organismo es de paralización, de sobrecogimiento, mientras que, en la ansiedad, la reacción es de sobresalto, tratando de buscar una solución al peligro. Se vive con incertidumbre, vacíos, dudas y muy baja tolerancia a la frustración, dando como resultado estos dos aspectos que se han convertido en las causas de infelicidad más grandes de la humanidad. Probablemente, la diferencia entre ambas sea el tiempo. La angustia se encuentra instalada en el pasado y la ansiedad en el futuro, aunque ambas tienen serias repercusiones en el presente. Reconocer la causa de la angustia y de la ansiedad permite trabajar de manera concreta con las emociones y sentimientos que detonan en nuestras vidas. 

La fe nos permite direccionar y canalizar ese aglomerado emocional, te invito a leer el siguiente texto bíblico que nos sitúa en la manera correcta de afrontar la angustia. 

“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10

Indudablemente nos reconforta en los momentos de incertidumbre y desasosiego, así también la angustia es abordada desde la espiritualidad en el Evangelio de San Mateo, donde expresa lo siguiente como si se tratara de un bálsamo:

“Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”. Mateo 6:34

y relacionada a la ansiedad en 1 Pedro 5:7 

“Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes”.

No permitas que las preocupaciones de la vida te “ahoguen”, más bien, permite que la fe te ayude a salir a “flote”, experimentarás la caricia y certeza de Dios, la esperanza es de Dios y la desesperanza no.

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