Compromiso ineludible

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sueño Sn José

¿Cómo reaccionarías si de pronto te dieras cuenta de que por circunstancias completamente fuera de tu control te han elegido para realizar una tarea sumamente importante, difícil y delicada, cuyo resultado afectará a todos los seres humanos de todo tiempo y lugar? ¿No te daría susto?, ¿no te aterraría la idea de hacer un mal papel o, peor aún, de cometer un error de fatales consecuencias? ¿No lo pensarías dos veces y quizá querrías declinar la oferta porque luego de meditarlo mucho concluirías que no eras capaz de asumir semejante compromiso? Pues probablemente eso mismo le sucedió a San José.
 
Considera esto: Él, como buen judío conocedor de las Sagradas Escrituras, sabía que Dios había prometido enviar al Mesías, a Aquel que vendría a salvar a Su pueblo, que ya era tiempo de que llegara, y que todas las jovencitas esperaban ilusionadas poder concebir al esperado Salvador, del cual el profeta Isaías había anunciado que nacería de una virgen (ver Is 7,14).
 
Entonces un día se da cuenta de que María, la doncella con la que iba a casarse y a la que sin duda no sólo amaba, sino respetaba y admiraba por sus extraordinarias cualidades, estaba embarazada.
 
Cuenta San Mateo que ante este hecho José "como era un hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, decidió dejarla en secreto" (Mt 1,18).
 
Algunos interpretan esto de una manera superficial, dando por sentado que José dedujo que María tenía algún amorío por ahí, que le era infiel, que se había entregado a otro, y como no quiso acusarla de adulterio, pues el castigo era que la mataran a pedradas, decidió irse y dejar que la gente pensara lo que quisiera.
 
Me parece que semejante idea es totalmente descabellada.
 
Y para explicar por qué baste con poner este ejemplo: ¿no te ha pasado que dices: 'yo por esa persona pondría mi mano al fuego', para significar que le tienes a alguien tal confianza o que tienes tal seguridad en que te va a responder como esperas que serías capaz de poner tu mano al fuego sabiendo que no dejaría que te quemaras?
 
Pues si eres capaz de decir eso por un ser humano pecador que puede defraudarte, cuánto más sería capaz José de poner 'la mano al fuego' por María? Aquella que fue concebida sin pecado, la llena de gracia, la inmaculada que nunca cometió falta alguna, sin duda tenía una mirada tan limpia, luminosa, transparente, y tal pureza y rectitud en todos sus pensamiento, palabras y acciones que era absolutamente imposible que alguien creyera que podía haber cometido semejante falta, mucho menos que lo creyera José su futuro esposo.
 
Así pues, no hay que hacer parecer a José como un 'malpensado' y a María como alguien de quien se podía pensar mal. No.
 
Aquí cabe suponer que pasó algo muy distinto, algo como lo que se planteaba al principio: que José se dio cuenta de que María había sido la elegida por Dios para dar a luz al Mesías y le dio miedo ser parte de este decisivo proyecto divino que habría de cambiar la historia no sólo de su pueblo sino del mundo entero. José no se sintió digno, no se creyó capaz, temió fallar.
 
Su decisión de alejarse estuvo inspirada por el mismo temor y humilde reverencia que haría a Pedro exclamar: “¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador!'(Lc 5,8) cuando se dio cuenta de que estaba ante Aquel cuya sola Palabra obraba milagros.
 
Lo que dice Mateo de que como José "era hombre justo y no quiso ponerla en evidencia pensó en dejarla en secreto" (Mt 1, 19) podría interpretarse en el sentido de que siendo él un hombre justo, entendido esto como que vivía buscando cumplir la voluntad de Dios, quiso respetar lo secreto del asunto y no poner en evidencia que ella sería la Madre de Aquel al que todos esperaban.
 
Dice San Mateo que entonces un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "No temas recibir a María como esposa porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo" (Mt 1,20).
 
Se suele interpretar esta frase en un sentido explicativo: como si el Ángel tranquilizara a José haciéndole ver que María no le fue infiel sino que concibió por obra del Espíritu Santo. Pero quizá debería leerse como una frase corrida en la que se da por hecho no que José piensa mal, sino que ya sabe que María ha concebido sin intervención humana y como eso le da temor, es animado por el ángel a no dudar en acoger a la que ha concebido por intervención divina. Como quien dice: 'que no te dé temor que ella haya concebido por obra del Espíritu Santo, no dudes por ello en casarte con ella, deja de sentirte indigno, es voluntad de Dios que tú participes de esto, que te cases con María, que críes nada menos que al Hijo de Dios.
 
Es además importante hacer notar que en el texto original dice: “no temas”. Si José hubiera pensado que María le había sido infiel, hubiera sentido celos, enojos, decepción, pero no temor. Lo del temor expresa claramente que le daba miedo formar parte del plan de salvación de Dios.
 
¡Qué diferente resulta esta interpretación! No sólo porque honra a todos los involucrados, sino porque nos sirve para iluminar nuestra propia experiencia y descubrir que no importa cuán indignos nos sintamos, cuán incapaces nos creamos de realizar algo que Dios nos encomiende, y temamos fallar, Él tiene fe en nosotros.
 
Y ahí donde estamos, en la particular situación de cada uno como miembro de una familia, de una comunidad, de un país, con nuestras cualidades y defectos, capacidades e incapacidades nos invita a asumir un papel activo en Su proyecto de salvación para el mundo, nos anima a recibirlo en nuestro corazón y en nuestra casa, y a compartirlo con todos.
 
No nos queda más que liberarnos pues de todo temor, dejar atrás la destructiva 'auto-desconfianza' y aceptar el compromiso de hacer lo que nos corresponda para realizar el plan de Dios: que en el mundo reine en verdad el amor, el perdón, la justicia, la tolerancia, la fraternidad, la paz; y que como José y María, acojamos al Emmanuel, al "Dios-con-nosotros" (Mt 1, 23), y lo podamos celebrar todos los días, no sólo en Navidad.
 
 
(Del libro de Alejandra Ma Sosa E “Caminar sobre las aguas”, col. La Palabra ilumina tu vida, ciclo A, Ediciones 72, México, p. 18. Disponible en amazon).

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