¿Debes hacer una Confesión general?

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¿Qué es una Confesión general?
 
Es confesar los pecados cometidos a lo largo de la vida.
 
Pero si en su momento fueron confesados, ¿no quedaron perdonados?
 
Sí, un pecado confesado y absuelto no necesita volver a ser confesado.
 
¿Entonces por qué hacer una Confesión general?
 
Hay 3 buenas razones:
 
1. Para que los pecados queden perdonados, la Confesión debe ser válida. Pero es posible que una o varias de nuestras Confesiones no hayan cumplido lo que se requiere. Consideremos estos ejemplos:
 
Se necesita que el confesor sea un ministro ordenado autorizado para confesar. Si alguien se confiesa en una funeraria con un ‘padre patito’ de los que pululan por allí cobrando por ‘misas’ falsas, su ‘confesión’ también fue falsa.
 
Se necesita arrepentimiento. Si alguien se confiesa: ‘agarré a catorrazos al vecino’, pero en su interior piensa: ‘¡qué buena tranquiza le puse!, ¡ja!, si pudiera se la volvía a dar!’, no está arrepentido; su Confesión no es válida.
 
Se necesita propósito de enmienda. Si para poder comulgar en la Misa dominical (y que no lo critique su suegra) un señor confiesa que el sábado fue con sus cuates a un ‘table’, se emborrachó y fue infiel a su mujer, pero planea volverlo a hacer el sábado siguiente, su Confesión no es válida.
 
Se necesita confesar todos los pecados cometidos desde la última Confesión. Si una empleada confiesa que tomó dinero que no era suyo, pero calla que le mentó la madre a su jefa, su Confesión no es válida.
 
Se necesita cumplir la penitencia. Si alguien no la cumplió, su Confesión no es válida.
Cuando la Confesión no es válida, los pecados confesados no quedaron perdonados, hay que volver a confesarlos.
 
Ante la duda de si nuestras Confesiones fueron válidas, la Confesión general es la solución.
 
2. Al repasar nuestra historia podemos darnos cuenta de que hubo pecados que nunca confesamos. No queremos morirnos llevando a cuestas pecados no perdonados que podrán retrasar o incluso impedir que lleguemos al Cielo.
 
3. Repasar nuestra vida nos permite darnos cuenta de si venimos arrastrando ciertos pecados o tendencias (‘qué barbaridad, desde chiquita he sido rete mentirosa!’, ‘¡desde niño he sido criticón e iracundo!’), confesarlas y corregirlas con la gracia de Dios.
 
San Francisco de Sales recomendaba hacer aunque sea una Confesión general.
 
¿Cómo se hace una Confesión general?
 
Primero hay que prepararla. Por ejemplo: anotar en un papel, en forma vertical, los 10 mandamientos, los pecados capitales, las bienaventuranzas. Y en la parte superior, en forma horizontal anotar: infancia, adolescencia, juventud, etc.
 
Hay que pedir al Espíritu Santo que nos ayude a recordar los pecados graves o principales. No se trata de anotarlo todo minuciosamente, con todos sus escabrosos detalles, basta registrar lo básico. Este proceso no es recomendable para personas escrupulosas que todo lo consideran pecado y que lo pueden usar para darse de azotes pensando qué malas han sido. No se trata de eso, se trata de recordar con toda paz y confianza en la misericordia de Dios.
A lo largo de los días, cada vez que se recuerda algo, se anota. Llega un momento en que ya no se recuerda nada nuevo.
Hay que pasar en limpio lo escrito, procurando ponerlo en una sola hoja, no hay que agobiar al confesor llevándole un mamotreto de muchas páginas.
Hay que asegurarse de cumplir las condiciones de arrepentimiento y propósito de enmienda, y hacer cita con un buen confesor (para Confesión general no hay que formarse en la fila del confesionario, porque puede tardar media hora o más y es desconsiderado hacer esperar tanto a quienes vienen detrás).
Al ir a confesarse, conviene llevar la lista y leérsela al confesor, pidiéndole que interrumpa y pregunte cuando lo considere conveniente.
Recibida la absolución, al salir hay que romper en pedacitos la lista, tirarla en un basurero, cumplir la penitencia y ¡disfrutar la felicidad de reanudar o reafirmar la amistad con Dios!
 
El año pasado tuve oportunidad de hacer mi Confesión general con un santo sacerdote: el querido padre Pancho López MSpS, que falleció este 24 de febrero. Oremos por su eterno descanso. Desde aquí le expreso mi gratitud y le pido que interceda, desde la Patria Celestial, por quienes tras leer esto se animen a hacer su Confesión general.

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