
A veces nos llegan tarde las oportunidades, consejos o conocimientos. Cuando somos conscientes de ello, nos duele, hay sentimientos encontrados y hasta culpabilidad o arrepentimiento.
¡Por qué no lo aprendí antes!
¡Si lo hubiera sabido, no hubiera cometido ese error!
¡Por qué hasta ahora!
Y las frases podrían ser infinitas, sin embargo, esa sensación de haber adquirido antes el conocimiento a tiempo, creemos que nuestra historia podría haber sido diferente.
Si bien es cierto, nunca es tarde para nada, aunque creamos que hemos vivido a destiempo, tal vez es sólo una actitud conformista que nos mantiene en una posición muy cómoda.
¡Si a mí me hubiera pasado!
Es justificación, es miedo y falta de confianza.
¡No tuve la misma suerte!
Tal vez te rendiste antes de intentarlo, una o muchas veces más.
¡Me faltaron recursos para triunfar!
Hay carencias de autoestima, no te valoraste lo suficiente y disculpa que te lo diga: Sólo estás viendo la fotografía del triunfo y no la disciplina que dio como resultado alcanzar tu sueño.
¡Nací con mala estrella!
Las condiciones no deben limitarte, son tus decisiones, templanza y compromiso contigo lo que hará que tengas “estrella”.
Saberlo antes o después no debe motivar nuestro cambio o la reparación de nuestros actos, resarcir nuestros errores o enmendar nuestras decisiones es necesario hacerlo ya.
Estamos caminando, lo que tenemos es nuestro aquí y ahora y desde nuestro presente debemos construir, transfomar.
¡Jamás hemos vivido en destiempo! Más bien ¡Es nuestro tiempo!