Un confinamiento que no esperábamos, se trata de una invitación por parte de las autoridades para permanecer en nuestras casas #QuedateEnCasa se trata de la mejor manera para detener al Covid-19. No exponerse al contagio y realizar medidas concretas que nos alejan y aíslan por un tiempo, el cual será de vital repercusión para frenar el avance y la tragedia que hemos estado siguiendo en países como China, Italia y España, sólo por mencionar algunos; el colapso de su sector de salud por los numerosos casos que de manera simultánea aparecen es la causa principal, la pandemia es mundial y nadie estamos inmunes a ella, así que en esta cuarentena estoy seguro que vamos aprender algo y es que el dicho popular dice: “¿De verdad quieres conocer a Andrés? Vive con él un mes”.
Y es que, si bien es cierto, se vive en casa, pero en algunas ocasiones realmente los integrantes no llegan a conocerse. Esta idea pudiera parecer descabellada, alguien pensará: -Rafa, se trata de la familia ¿Cómo dices que no se conocen? Vamos a tomarlo con calma y pongamos en perspectiva real este comentario (puede ser tu historia o tal vez no) resulta que, cotidianamente el padre de familia sale muy temprano de casa, apenas convive un poco con sus hijos para llevarlos a la escuela, esto es en una semana promedio, pocas veces come con su familia, sus fines de semana se limitan a cumplir algunos compromisos adquiridos con anterioridad y no necesariamente son familiares, de manera que la relación con sus hijos se ha limitado a unas cuántas horas, consejos y una ausencia disfrazada de presencia. De un momento a otro, tiene que convivir las 24 horas del día con sus hijos, entender su dinámica, gustos y aficiones. En este tiempo de confinamiento deberá realizar acciones con sus hijos, comer con ellos, divertirse, participar de su horario y lo más importante será la comunicación, crear esos puentes que por diversos motivos se han limitado. La madre, quien también trabaja ahora se enfrenta a realizar ciertas tareas domésticas que definitivamente ni le gustan, ni las disfruta, de manera que ahora al forzarse a realizarlas, se ve modificada su actitud y carácter, no es la misma y la familia lo sabe. Ella hará su mejor esfuerzo, quienes estamos casados comprendemos que llega un límite en este esfuerzo y de repente se pierde el equilibrio.
Los hijos que están acostumbrados a estar con sus amigos de escuela y juegos, de un día a otro su dinámica se ve afectada y ahora permanecen con papá y/o mamá, créanme, es un impacto muy fuerte para ellos, ya que todo el tiempo se ven y se sienten observados, corregidos, regañados (en algunos hogares también se sienten amados). Las funciones y tareas compartidas se convierten en una batalla campal, el confinamiento total va a cobrar factura en cuanto a las relaciones familiares y de manera indiscutible permitirá que sus integrantes se conozcan un poco más, aún siendo familia. Mis mejores deseos para este tiempo que seguro enfrentará grandes retos y donde se tendrá que practicar la paciencia. Todo sea para contener el avance del coronavirus, para que nuestra relación familiar nos permita conocernos más en esta temporada de aislamiento. Recordemos:
"El amor todo lo puede, todo lo soporta, no tiene envidia, no se irrita…” 1 Corintios 13, 4-8