Mi hija crece

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Está a punto de cumplir cinco años y su fiesta la está esperando con gran alegría, la misma que comparto con mi hija, pero no quiero engañarme, mis emociones también me recuerdan que ella al ir creciendo me irá necesitando menos.

El momento en que ella nació fue sin lugar a dudas uno de los más felices de mi existencia, su nacimiento fue tan intenso, tan maravilloso y lleno de contrastes porque al mismo tiempo que mi hija se gestaba en el vientre de mi esposa y luchaba por su vida, su abuela materna poco a poco se apagaba.

Ambas lucharon, cada una con el mismo objetivo: Tener vida.  

Para mí es inspiradora la forma en la que mi hija llegó a este mundo, contra todo pronóstico y con la tristeza enorme de quien le gestaba, por un lado, la alegría de saber que venía una niña en camino y la inminente despedida que se aproximaba.

Mi esposa conoce lo que es la profunda tristeza y la enorme felicidad en el mismo instante, en su mismo cuerpo.

Mi hija crece y en este tiempo me ha hecho reír, enojar, pero sobre todo me ha hecho descubrir lo mejor de mí. Los hijos son un gran regalo y tú mi pequeña, eres el gran regalo de mi vida.

Aunque la vida nos ofrece a veces contrastes y altibajos, hoy quiero decirte hija: Vive tu vida con responsabilidad, con libertad que yo tendré mis brazos extendidos para ti y guardaré tus secretos para siempre.

Cuando te veo, puedo darme cuenta que Dios sigue confiando en la humanidad, cuando te escucho sonreír también puedo darme cuenta por qué Dios sigue creyendo en nosotros.

Cuando te abrazo porque hay lágrimas en tus ojos, comprendo cuánto amor tiene Dios para cada uno de nosotros en medio de nuestras tristezas.

Felicidades por tus cinco años mi niña bonita.

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