
El valor de la vida ha dejado de respetarse y es que las noticias más recientes en los periódicos y redes sociales nos hicieron reconocer que estamos viviendo tiempos de brutalidad, barbarie y muerte, especialmente a mujeres jóvenes que abordan algún transporte, al cabo de algunos días ya no se les ve y después aparecen sus cuerpor.
¿Qué está sucediendo en esta sociedad? ¿Qué hay en la mente de estos depredadores? Nadie tiene derecho de arrebatarles la vida de esa forma tan inhumana y cruel.
Ellas, las víctimas, utilizaron esos medios de transporte “confiando” en un servicio “seguro”, revisando la historia de cada una de ellas se “entregaron” a sus verdugos, por supuesto sin saberlo, sus ejecutores actuaron con alevosía.
La mente de esos seres se nubla, de eso estoy convencido, olvidan por completo que gracias a una mujer ellos pudieron existir, su corazón se aleja del amor y es que la crueldad con la que les quitan la vida a estas mujeres es un crimen donde la locura y el odio son los principales móviles.
Hay mucho más que maldad, hay vacíos, omisiones y ausencia de sentimientos, de compasión, en fin de tanto y de todo lo malo.
Sinceramente me cuesta mucho comprender la mente de un ser humano que no puede sentir dolor ni empatía frente a alguien indefenso, con pánico, pidiendo y suplicando compasión.
¿Qué palabras y frases pueden pronunciar esas mujeres que abordan un taxi y se dan cuenta que su vida está en peligro? Tan solo de pensarlo comienzo a sudar, si pudiéramos imaginarnos la eterna angustia, el suplicio, miedo y desesperación en su más grande expresión. Todas ellas al filo de la vida, frente a su muerte.
Es tiempo de mostrar y denunciar estos actos que están sucediendo en nuestras calles y ciudades. Se trata de exigir justicia y de poner en alerta a la población, crear un verdadero compromiso entre la ciudadanía y tener prontas respuestas de los responsables de nuestra seguridad.
Dios mío, todo esto es mucho más que maldad.
Nos encontramos la próxima semana en este espacio de expresión y fe.