Niña Bomba

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Niña bomba

La maldad humana no conoce límites, es capaz de cometer los actos más abominables, unos días atrás leí algo que me conmovió, enojó, decepcionó y me impulsó a escribir o más bien a denunciar. 

“Te convertiremos en una niña-bomba, el destino de Aisha era llegar hasta un mercado, aparentar un desfallecimiento, esperar a que la gente se acercara a socorrerla y apretar el disparador de su chaleco bomba. O sea, morir matando”.

Algunos musulmanes secuestran a niñas y comienzan un proceso de lavado de cerebro que dura seis semanas con medidas mentales y físicas. Las primeras incluyen la droga; la segunda, pruebas con chalecos falsos para que la niña sepa activarlo en el momento adecuado. Los argumentos van desde: "Mañana entrarás directa al paraíso" a "No te preocupes por ellos porque no son verdaderos musulmanes".

Es la mente retorcida de algunos seres humanos, es la falta de bondad, el odio del hombre por el hombre, muerte que sólo traerá destrucción y más odio.

Unicef acaba de publicar estadísticas de esa práctica atroz: "Desde el 1 de enero de 2017, 83 niños han sido utilizados como bombas humanas: 55 niñas, la mayoría menores de 15 años, 27 niños. Este número es ya cuatro veces mayor que la cifra global del año pasado".

¿Cómo pueden tener corazón para “envenenar” a la infancia? Es muy triste saber que ésta realidad impera en pleno siglo de adelantos humanitarios y avances científicos, todavía persisten algunos seres humanos incomprendidos, con mentes “cerradas” y con ansias de imponer a fuerza de violencia su voluntad.

Mis plegarias y apoyo para esta infancia rota, porque no puedo comprender la  barbarie y abuso. Padre Eterno, escucha esta humilde oración que más bien es un grito de denuncia.

Para las niñas como Aisha, secuestradas de aldea en aldea, más de 7.000 en total, ése es sólo el principio de sus padecimientos. Sufrirán en su cautiverio la aplicación estricta de la sharia, condiciones de esclavitud y una propuesta de matrimonio en la que podrán elegir entre casarse con un terrorista o ser marcada con un pañuelo de un color diferente al resto de menores secuestrados. Esa vestimenta indica que será destinada a convertirse en niña-bomba.

Nos encontramos en este espacio de opinión y reflexión la próxima semana.

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