
Actualmente vivimos en una sociedad donde se ha polarizado la presencia de los padres en la vida de los hijos.
Por un lado, encontramos padres que no participan en absolutamente nada en el desarrollo de sus hijos, me refiero a que su educación, así como la socialización las delegan a diferentes personas e instituciones, estos padres son muy permisivos y en el marco de incentivar la independencia de sus hijos se deslindan completamente.
Les permiten hacerlo todo, sin embargo, veo una enorme justificación para evadir la responsabilidad por parte de esta clase de padres. Si el niño llora, hacen como si no escucharan, si el pequeño hace un berrinche, los padres sólo observan, si el adolescente comete algún acto inapropiado los padres guardan silencio y recordemos que el que “calla, otorga”.
“Hoy, sin embargo, se ha llegado a afirmar que nuestra sociedad es una sociedad sin padres. En otros términos, especialmente en la cultura occidental, la figura del padre estaría simbólicamente ausente, desviada, desvanecida”. Del libro QUERIDAS FAMILIAS Ed. PPC
Esta generación de padres los cuales vemos en muchos lugares, realmente están CONVENCIDOS que la educación actual debe surgir de la propia experiencia de sus hijos y que su opinión, la de ellos, es poco valiosa.
Nos encontramos en los extremos de la balanza, padres permisivos vs controladores, en ambos lados se confunde a los hijos, exceso de disciplina y ausencia de ella.
“Un buen padre sabe esperar y sabe perdonar desde el fondo del corazón. Cierto, sabe también corregir con firmeza: no es un padre débil, complaciente, sentimental. El padre que sabe corregir sin humillar es el mismo que sabe proteger sin guardar nada para sí”. Del libro QUERIDAS FAMILIAS Ed. PPC
Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor; cuando no se honra a los padres, se pierde el propio honor.