Pascua no es un momento

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De ninguna manera se trata de un momento pasajero, más bien es todo el tiempo.

Celebramos y compartimos nuestra alegría, porque pascua nos recuerda que nuestra realidad se puede transformar en esperanza por todo aquello que nos hiere o hace daño.

Hacer que suceda, es el mensaje que nos inspira la pascua en nuestro mundo, que suceda la justicia, la educación, la salud, la vida y la alegría.  

Seamos portadores de la pascua, motivemos a los nuestros, acompañemos y generemos esa nueva actitud que el mensaje de Jesucristo nos dio como herencia, que el misterio de la vida del hombre sea también nuestro misterio y se haga presente en el diario vivir y no sólo un momento.

Que suceda el amor en nuestro tiempo, que nuestra existencia se transforme de manera positiva e impacte a cada semejante como la pascua de Jesús lo hace.

Hemos nacido para el amor y el amor ha resucitado; es decir, tenemos esperanza en la pascua, la vida está llamada a nacer de nuevo, a amar de nuevo.

“En Dios vivimos, nos movemos y existimos” Hechos 17,28

Tal vez para los no creyentes se trate de un pregón muy inspirador, probablemente para los alejados la pascua solo sea un concepto sin fundamentos, para los agnósticos un tema más para refutar la existencia de Dios. Sin embargo, para todo ser humano la pascua es una actividad muy particular, es volver con esperanza, resiliencia pura.

¿Cuántas veces necesitamos dejarlo todo atrás? 
Mucho de eso tiene la pascua.

¿Cuántas veces corregimos el rumbo de nuestros actos? 
Eso nos recuerda la pascua.

¿Cuántas veces debemos alentar y alentarnos en la vida? 
Es la pascua.

La vida resucita todo el tiempo ¡Eso también es pascua!

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