
Es un verdadero privilegio compartir en la capilla del Sanatorio de San Francisco de Asís en Veracruz. Lugar reservado para elevar las oraciones a los enfermos hospitalizados, quienes asisten a este particular momento de oración son las Hermanas Religiosas, el personal que labora y familiares.
Lo que sucede en ese hermoso lugar es muy espiritual, nuestros corazones se unen para elevar nuestras plegarias personales y comunitarias.
Les comparto un poco de lo que experimentamos en ese Santo lugar: La oración inicia con las voces de las Hermanas, realmente es un bálsamo para el dolor, la angustia ante la preocupación por la operación o la recuperación de los familiares y amigos.
El momento culmina con la presencia de Jesús Eucaristía, ahí la alabanza y adoración tienen un “aroma” muy particular porque todos nos unimos para fortalecernos en la debilidad, ahí surgen reflexiones muy profundas y lágrimas que liberan y mitigan el sufrimiento acumulado.
Con la Santa Misa termina la oración y encuentro en ese lugar. Quienes vivimos estos encuentros nos queda una sensación tan reconfortante y esperanzadora para continuar viviendo y enfrentando las dificultades diarias.
Ejercitar y dedicarle tiempo a nuestra espiritualidad nos da confianza y nos permite seguir comprendiendo el misterio de la fe.
En el Sanatorio San Francisco de Asís, además de curar las heridas físicas y ofrecer tratamientos ante las enfermedades se le pone especial atención a las enfermedades del alma.
Colaborar con este apostolado me hace reflexionar acerca de un libro “Médico de cuerpo y almas” Escrito por Taylor Caldwell. En este lugar de Veracruz se ofrece ayuda integral.
Gracias por la oportunidad que me ofrecen las Hermanas para sumarme y colaborar con ellas.