Se acerca Navidad

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Está en el ambiente, las luces en las casas y el frío del invierno nos recuerdan que ya se encuentra muy cerca la Navidad. Es una época que personalmente me gusta por muchas razones, es tiempo de familia y de reuniones, será que me encantan los abrazos de esta temporada y todo lo que despierta en mí la Navidad, especialmente en el inicio de mi infancia. Recordar el nacimiento de Jesús siempre fue un signo de alegría y esperanza en casa, desde muy pequeños mi hermana y yo esperábamos con ansia que llegara diciembre para ir a Irapuato, Guanajuato. Para estar con la familia: abuelos, tíos y primos.

El camino en autobús siempre fue eterno, el viaje lleno de expectativa y nerviosismo. Siguen habitando en mí los juegos y las sorpresas de mi tía Margarita, jamás olvidaré la forma en la que mi tía May construyó mi infancia, mejor no pudo ser ¡Gracias por tanto amor! Los juegos eternos con mi tía Cari, quien siendo tan joven y casi una niña hizo de nuestra infancia un oasis, a ella sólo la veíamos en Navidad y aprovechamos cada segundo con ella; hoy al cabo del tiempo, descubro la inmensa riqueza que dejó en nosotros, mi hermana y yo, una infancia llena de ilusiones y sonrisas ¡Cuánto te queremos tía Cari! Como un hermano mayor, así lo consideré siempre, mi tío Isaac ¡Qué grande eres! Hiciste de mi infancia y adolescencia la mejor etapa de mi vida, tus canciones, esas que componías y de las cuales me maravillé al escucharlas y ese gusto por la música sé que lo aprendí de ti. Primos a quienes sigo queriendo y frecuentando, Andrea, Quique, Milton. Tía Hilda, siempre recordaré sus cartas tan llenas de nostalgia hacia nosotros y Fanny la más guapa de todas mis tías siempre tuvo detalles imborrables

¡Vaya familia! Siempre fueron fiestas interminables cada vez que nos reunimos mis padres mis tíos y esas sensaciones que por más que intento describir no logran expresar la emoción y alegría que sigue habitando en mí. Mis abuelos ¡Cuánto se extrañan! A mi tía Lucita quien fue un ángel en la tierra, una niña eterna, su epilepsia me sensibilizó al dolor y desde niño comprendí gracias a ella, que la enfermedad muchas veces está en las personas que observan sin tener conocimiento. Cada Navidad era única porque las tradiciones en Irapuato exaltan la presencia del Niño Jesús, se hace oración, se le canta, lo arrullan y se le da un beso de buenas noches, es el centro del festejo.

Fue una etapa inolvidable de mi niñez y ha marcado la Navidad de una manera única, seguramente por eso y muchas razones valoro este tiempo. Gracias a cada persona que hizo de esta temporada algo especial, mi familia a quien llevo en el corazón. Dios me permitió disfrutar de una infancia llena de amor y cariño, por eso me emociona tanto recordar y aunque han pasado ya muchos años, sigo sintiendo como cuando niño la emoción de que va a llegar Navidad y alistamos maletas para viajar a Irapuato.

“Vivir la Navidad es reconocer la posibilidad que tenemos de encarnar el espíritu de servicio y compartir la esperanza del Dios con nosotros a las personas que nos rodean”.

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