Sentir es vivir

Aparentamos que nunca nos pasa nada, nos hemos convertido en expertos para que nadie identifique lo que verdaderamente sentimos.

Nos avergonzamos tanto de nuestras emociones sin importar que tan alegres o tristes nos podamos encontrar, lo ideal es que nadie conozca cómo me siento porque eso me hace vulnerable.

Nos mostramos apáticos, sin emociones, haciendo a un lado nuestro sentir, extrañamente hemos valorado la seriedad para presentarnos como insensibles.

Una gran cantidad de personas llora en silencio o lo hace en soledad, para que nadie las vea.

Es momento de terminar con esas actitudes que lo único que logran es la apariencia perfecta, esconder y ocultar mis emociones.

Empecemos a sentir, en primer lugar reconociendo que nuestras emociones son algo muy importante en mi existencia, valorar a las personas que sí demuestran su sentir, sin enjuiciarlas o señalarles, evitemos juzgar y etiquetarles.

Experimentemos en nuestra propia piel aquello que nos gusta o disgusta y permitamos que las emociones nos hagan sentir que estamos vivos una vez más.

En el instante en que abramos nuestro ser al universo de emociones y nos adentremos en la sinceridad y en el reconocimiento del derecho que tengo a sentir, en ese momento me reconoceré auténtico y sensible, sin bloqueos mentales que tanto daño nos hacen.

Sonreír, llorar y ser empático es parte de nuestras emociones, permite que sucedan en ti y te liberarás de algo “muy pesado” llamado apariencia.

Sentir no es malo, ni es sólo para mujeres, mucho menos me resta fortaleza.

Deja de pensar así, permite que las emociones sean parte de tu existencia porque sentir es vivir.