Tormenta emocional

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Tormenta Emocional

Ha pasado lo más difícil el enojo, los gritos y esa sensación de cansancio después de una confrontación. Duele el interior, el corazón, pero pesan más las razones que nos recuerdan qué fue lo que originó tanto odio. Es la desesperación que continúa, son los pensamientos que no cesan de dar vuelta una y otra vez es el resentimiento por lo que me hiciste y por lo que me dijiste.

Se respira una paz incómoda, me tiemblan las manos no controlo mis pensamientos y sólo tengo ganas de volver a empezar con la discusión, si bien es estéril, me da lo necesario para enfrentarte. Es una sensación de injusticia, de querer y no querer, de decirte y no volver. Es la incomodidad de las cosas, todo me enoja y enfada, aunque realmente todo sigue en su lugar, pero soy incapaz de darme cuenta que los objetos no tienen la culpa de nada, para mí, después de la tormenta también las cosas me reclaman, no sé qué me pasa, no puedo detener tanto odio, necesito hacer responsable de todo esto a alguien o a algo. Es el silencio que deja la tormenta emocional, es la profunda tristeza de querer tener la razón, es mi manera de pensar la que me recuerda que hizo falta comunicar mis emociones, no quiero reconocerlo sé que me equivoqué, que no era la forma, pero mi ego me inunda de razones para justificar lo que hice, lo que dije y que tomara vida esa tormenta emocional.

Nada ha cambiado, la vida sigue igual, pero quien sí ha cambiado soy yo, para mí fue devastador lo que viví, lo que sentí y estoy agotado, triste y experimento la soledad más intensa, como nunca la había sentido, como jamás pensé que podría pasarme a mí y me toma por sorpresa, me asusta, tengo miedo. Fue una tormenta emocional donde nada material fue tocado, pero todo en mi interior quedó hecho añicos, la discusión acabó con mi paz y con todo lo que podría haber permanecido en pie en mi interior. No hubo viento, no existió tempestad alguna, todo sucedió dentro de mí y eso me acabó. Es el silencio más denso y pesado, respirar es difícil, lo que más deseo es llorar, soltar todo lo contenido y me reclamo que frente a ti no pude pronunciarlo todo, decirlo todo, así me reprocho, me enojo y pierdo el control. Es calma agitada, es paz violenta, es deseo de cambiarlo todo en este compás de espera que se asemeja a un péndulo.

Una tormenta avasalladora, donde no hubo damnificados, sólo perdidas emocionales y recuerdos que jamás podrán ser borrados de mi historia, después de la tormenta dicen que siempre llega la calma, pero cuando se trata de emociones la calma es aparente, es tan sólo el impulso del capítulo que se va a continuar, la calma emocional después de una discusión es terreno fértil para un nuevo encuentro, más violento y destructor. Pensar en ti me destruye, aunque la verdad, soy yo quien se destruye pensando que tú lo estás haciendo.

“Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” 
Mateo 8,27

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