Tú eres sacerdote eterno

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Sacerdotes santos, comprometidos con su Ministerio, pastores que cuiden del pueblo de Dios.

Es lo que algunos católicos pedimos cada día, elevamos nuestra oración por ellos, los sacerdotes, sabemos que están hechos de barro frágil, son humanos y como tales, también se equivocan. Sé que llevan una eterna lucha contra sus pasiones, lo menciono de esa manera porque en ellos es más grande el amor hacia Dios que las caídas cometidas, esa es la esencia del sacerdote, seguir, continuar y levantarse por un amor sobrenatural.

Sacerdote que has caído, en ti hay más brillo que oscuridad, Dios te llamó por tu nombre y aunque la espalda quieras darle, recuerda que tú eres sacerdote para la eternidad.

¡Claro que me entristece verles caer! ¡Por supuesto que duele! ¡Pero no todo está perdido! Su llamado es y será porque en el plan de Dios la llama de ese  fue incondicional, motivo por el que vale la pena seguir y continuar.

Ejemplos de sacerdotes que han caído hay muchos, pero son mucho más los que sin pretensiones, sin aspiraciones y con el objetivo de compartir el Evangelio, el amor y bondad, son capaces de entregar su vida al extremo.

¡Claro que me inspira! ¡Por supuesto que causa alegría! ¡Es la Buena Nueva! Son sacerdotes excepcionales y seres humanos plenos, viven radicalmente su alegría y se dan sin medida, también a estos sacerdotes les conozco y estar cerca de ellos transforma la existencia de cualquiera.

“El Señor lo ha jurado y no se retractará: Tú eres sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec”.
Salmo 110 (109) 4 

Y concluyo esta aportación con una reflexión del Papa Francisco:

“El estilo acusatorio es el estilo de aquellos creyentes que siempre tratan de acusar a los demás, que viven acusando: “No, éste, aquel… No aquel, no… aquel no es justo…” y siempre descalifican a los demás. Un estilo – yo diría – de promotores de justicia que siempre están tratando de acusar a los demás. Pero que no se dan cuenta de que es el estilo del diablo: en la biblia al diablo se lo llama el “gran acusador”, el que siempre está acusando a los demás”.

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