Vivir el perdón

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En todo este tiempo he aprendido que el perdón es un camino muy largo y debemos construirlo con acciones y apoyándonos en la oración, ya que el verdadero perdón proviene de nuestra relación espiritual con Dios.

Experimentar dolor en nuestras vidas será inevitable, fallaremos, nos fallarán, ofenderemos y nos ofenderán.

Cuando hay ofensa y se tiene la decisión de perdonar sinceramente podríamos expresarnos de la siguiente manera:

Lo comprendo. Así que por favor compréndeme a mí. Por todas las promesas que no cumplí porque era demasiado difícil o era demasiado joven, o no tenía suficiente sabiduría o fui demasiado débil.

Por favor, perdóname. 

Por todas las promesas que tú no cumpliste, yo te perdono.

Por concentrarte en todo lo que hacía falta, sin nunca apreciar por completo todo lo que dabas, te agradezco con todo mi corazón. Por las lágrimas que no fueron derramadas y la atención que no fue dada porque yo estaba muy ocupado, por favor debes saber que siempre serás parte de mi vida.

Estas palabras pueden ser expresadas a los que se han ido para siempre, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros hijos, familiares, amigos, compañeros de trabajo.

Vivir el perdón no es tarea fácil, como lo expliqué anteriormente, se trata de una construcción y de una relación con Dios para poder aceptar el error o el fallo, propio o de alguien más y así recordar sin dolor, eso es perdón.

“Sean más bien bondadosos y compasivos los unos con los otros y perdónense mutuamente, como Dios los ha perdonado por medio de Cristo”
Efesios 5-32

Comentarios (1)

Cuando hay amor hay perdón

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