La quinceañera, como parte de la asamblea, ofrece su juventud, sus penas, sus alegrías y proyectos al Padre celestial. En unión con las personas a las que ama y la aman.
El dolor vivido en soledad, sin ninguna luz, es más dolor que el dolor compartido, confrontado con la experiencia de otros y desahogado con quien está dispuesto a escuchar y caminar junto en la solidaridad emocional.
Esta obra ofrece, fundamentos doctrinales para vivir y comprender el duelo. Pero sobre todo, brinda elementos concretos para iniciar un proceso de duelo y emprender la búsqueda de sentido de vida después.