Maternidad y Realización

Recientemente tuve ocasión de tener dos conversaciones interesantes con dos mujeres profesionistas, una de ellas bastante comprometida y exitosa en actividad profesional. Ambas venían de confrontarse a la maternidad por la primera vez. Entonces comenzaron millones de cuestionamientos, de nuevas formas de organización, de sentimientos encontrados entre el deseo de seguir trabajando y el sentimiento de culpa de dejar al recién nacido en manos extrañas. Una de optó por dejar su trabajo. A pesar del miedo que representa la inseguridad de conseguir un mejor trabajo después de una pausa profesional de duración incierta, con miedo al sentimiento de soledad que implica alejarse del ritmo laboral, de las relaciones humanas e intelectuales que puede generar un ambiente de trabajo y claro está, la disminución del ingreso económico en el núcleo familiar.

Al cabo de una tiempo está madre primeriza se dio cuenta que en su entorno, nadie le había hablado nunca de la realización que sentiría al ocuparse de su pequeña, aún dejando la actividad profesional en el congelador por un momento. 

Es interesante ver cómo en otros tiempos parecía impensable para una madre no ocuparse de sus hijos; era juzgada como desobligada. Entonces muchas mujeres demostraron que podían organizarse para poder llevar a cabo una realización profesional fuera del hogar. 

¿Será interesante para muchas mujeres arriesgarse ahora para demostrar que en el hogar también se puede alcanzar gran realización?

La decisión será de cada madre, de cada pareja. A sabiendas que cada decisión implica renuncia. Y sin que haya una sola repuesta o una receta que funcione a cada persona y a cada familia, la realidad es que la sociedad debería revalorizar, sostener y facilitar a la mujer medios para llevar a cabo una maternidad plena y claro está, al lado del padre, una educación responsable de sus hijos.