En la cárcel

Categorías:

Una vez más y como desde hace muchos unos años he decidido dejar mi libertad para quedarme con mis hermanas y hermanos encarcelados, una vez más escuché el cerrar de las puertas tras de mí y lentamente me fui adentrando en ese lugar donde privan de libertad, dignidad y amor a quienes cumplen alguna condena, una vez más experimenté lo que sienten los presos al entrar a la cárcel.

Colaboré con la Pastoral Penitenciaria, fui a visitar a mis hermanos presos en el Centro de Readaptación Social, un penal mixto, donde conviven por unas horas hombres y mujeres.

Jesús fue un preso traicionado.
Jesús fue un preso conducido de un tribunal a otro.
Jesús fue un preso tratado como mercancía de poder.
Jesús fue un preso torturado sin razón.

El ingreso al penal como siempre, complejo y difícil, entregar documentación, revisiones y sellos, avanzar por pasillos interminables, hasta llegar al pabellón donde algunos reclusos te observan, sus miradas intimidan.

Se reunieron en el auditorio mis hermanas y hermanos presos, estuve con ellos compartiendo lo que el Espíritu de Dios puso en mi corazón, oré con ellos y para ellos, les abracé.

Y como lo mencioné, como cualquier persona humana, se merecen toda consideración y respeto, las familias de los detenidos y reclusos que soportan y sufren la forzada ausencia de sus seres queridos y finalmente, aquellos que, cumplidas sus condenas, tratan de reincorporarse al grupo normalizado de los hombres y mujeres libres.

Jesús el de corazón limpio y humilde afirmó claramente que los publicanos y las prostitutas llegarían antes al reino de Dios que aquellos que le interpelaban desde la autosuficiencia y la envidia.

Jesús el médico misericordioso y compasivo buscó a los enfermos físicos y sociales, leprosos y endemoniados que la buena sociedad consideraba malditos. 

Jesús que "se hizo pobre siendo rico" brindó a los pobres la más esperanzadora de las bienaventuranzas.

Jesús acogió, consoló y animó a los más débiles: mujeres, niños, viudas y extranjeros.

Después de estar compartiendo en la cárcel y ver a Jesús en ellos, rotundamente me ha cambiado la vida.

Quiero comentar

Por favor, procura que tus comentarios estén relacionados con este contenido. Recuerde que tu comentario será revisado antes de publicarse. Los comentarios fuera de tema, los promocionales, o aquellos que resulten ofensivos para los usuarios de la web serán eliminados.